miércoles, 9 de mayo de 2018

ZEUS Y HERA.




Sólo Zeus, el Padre del Cielo, podía manejar el rayo y con la amenaza de su fulguración fatal dominaba a su familia pendenciera y rebelde del monte Olimpo. También ordenaba los cuerpos celestes, dictaba leyes, hacía cumplir los juramentos y pronunciaba oráculos. Cuando su madre Rea, previendo la perturbación que iba a causar su lujuria, le prohibió que se casara, el ,e amenazó airadamente con violarla. Aunque ella se convirtió inmediatamente en una serpiente amenazadora, eso no atemorizó a Zeus, quien se convirtió en una serpiente macho, se enroscó alrededor de Rea formando un lazo indisoluble y cumplió su amenaza. Fue entonces cuando inició su larga serie de aventuras amorosas. Engendró a las Estaciones y a las Tres Parcas en Temis, a las Carites en Eurínome; a las tres Musas en Mnemósine, con quien estuvo acostado durante nueve noches; y, según dicen algunos, a Perséfone, la Reina del mundo subterráneo, con quien se casó forzosamente su hermano Hades, en la ninfa Éstige. Por lo tanto, no carecía de poder ni sobre la tierra ni debajo de ella, y su esposa Hera sólo le igualaba en una cosa: en que todavía podía otorgar el don de la profecía a cualquier hombre o animal que desease.

Zeus y Hera altercaban constantemente. Ofendida por sus infidelidades, Hera humillaba a Zeus frecuentemente con sus intrigas. Aunque él le comunicaba sus secretos y a veces aceptaba sus consejos, nunca confiaba plenamente en Hera y ésta sabía que si le ofendía más allá de cierto punto él la azotaría y hasta descargaría un rayo sobre ella. Por lo tanto recurría a intrigas despiadadas, como en el caso, del nacimiento de Heracles, y a veces tomaba prestado el ceñidor de Afrodita para excitar su pasión y debilitar así su voluntad. Él afirmaba ahora ser el primogénito de Crono.

Llegó un tiempo en que el orgullo y el mal genio de Zeus se hicieron tan intolerables que Hera, Posidón, Apolo y todos los demás olímpicos, con excepción de Hestia, lo rodearon de pronto cuando dormía en su lecho y lo ataron con correas de cuero crudo, enlazadas en cien nudos, de modo que no pudiera moverse. Él les amenazó con matarlos al instante, pero ellos habían puesto el rayo fuera de su alcance y se rieron de él de modo insultante. Mientras los dioses celebraban su victoria y discutían celosamente quién iba a ser su sucesor, la Nereída Tetis, previendo uña guerra civil en el Olimpo, corrió en busca del gigante de cien manos Briareo, quien rápidamente desató las correas empleando todas sus manos al mismo tiempo, y liberó a su señor. Ya que Hera había encabezado la conspiración contra él, Zeus la colgó del firmamento con un brazalete de oro en cada muñeca y un yunque atado a cada tobillo. Las demás deidades estaban indignadísimas, pero no se atrevieron a liberarla a pesar de sus gritos lastimeros. Al final Zeus se decidió a ponerla en libertad si ellos juraban que no volverían a rebelarse contra él, cosa que hicieron todos ellos por turno y a regañadientes. Zeus, castigó a Posidón y Apolo enviándolos como siervos al rey Laomedonte, para quien construyeron la ciudad de Troya, pero perdonó a los demás por, haber actuado bajo coacción.
Robert Graves. Los Mitos Griegos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...