viernes, 15 de diciembre de 2017

CABALLEROS TEMPLARIOS Y CABALLEROS JEDI.



Caballeros de capucha y espada, monjes guerreros, mitad místicos y mitad soldados, guardianes de una antigua tradición, adalides de la justicia y buscadores incansables de la perfección del espíritu. Templarios y Jedi comparten una misma esencia.

Los grandes creadores de sueños de la historia, desde Homero hasta Georges Lucas, pasando por William Shakespeare, J.R.R. Tolkien y Walt Disney, siempre bucearon en los océanos de la literatura, la historia, el arte, las leyendas y las tradiciones populares, para configurar a sus criaturas y personajes. Como escribió Sánchez Dragó hace cuarenta años en su Gárgoris y Habidis “es imposible fabular desde el vacío”. Del mismo modo que es imposible soñar sin recuerdos ni vivencias. La generación espontánea es una simple quimera.


A la hora de dibujar a los Caballeros Jedi, el visionario George Lucas buscó (y encontró) inspiración en los samuráis japoneses, en los monjes shaolín chinos y en la Orden del Temple. Esta orden miliar surgió en un momento y en un contexto muy concreto: la época de las cruzadas. Aunque la Orden del Temple es la más conocida, no fue la única creada en Tierra Santa, pues la Orden de San Juan de Jerusalén o la de los Caballeros Teutónicos, también nacieron al calor de la cruzada. Los miembros de estas órdenes militares aunaban la faceta militar y la monástica.

Utilizando la lupa de la curiosidad (aumentada con ciertas dosis de frikismo) podemos encontrar ciertas similitudes entre los caballeros del temple y los caballeros jedi.

Jedi y Templarios eran caballeros, expertos en la lucha cuerpo a cuerpo, pero también se comportan como monjes, y siguen la estricta regla de la Orden. Una orden que se muestra perfectamente jerarquizada, con aprendices (padawan), caballeros y maestros. El Capítulo General es el órgano supremo de la Orden del Temple, y el Consejo Jedi guía los destinos de sus caballeros y establece las directrices a seguir.

La fuerza - el equilibrio del Universo - o Dios. No hay que ser muy avispado para comprender que la fuerza se puede equiparar con Dios (sea el Dios que sea). Los Jedi tienen su propio templo, que sirve como sede de la Orden, y los templarios tuvieron su primera casa en las ruinas del antiguo templo de Salomón en Jerusalén.


Al igual que la fuerza tiene su reverso tenebroso, también el Dios Cristiano lo tiene, pero en este caso no nos referimos a Lucifer (qué también) sino al Islam, al secular rival del Temple. Los templarios encontraron a sus sith en los musulmanes sarracenos o en los fanáticos hashshashin , desencadenando una auténtica guerra santa. Tanto en los conflictos en que se vieron implicados los templarios, como la lucha denodada de los jedi, subyace la idea de cruzada.


La espada, el símbolo arquetípico del caballero, del noble, del aristócrata, define en definitiva a templarios y jedi. Al fin y al cabo, los jedi no dejan de formar una casta, cerrada, con sus propias reglas y estrictas normas. Célibes, pobres y obedientes como cualquier monje. Y cuidadito con el que intente evadir estos votos. (Anakin lo hizo y mirad como acabó)..Ambos caballeros – jedi y templario – renuncian al amor romántico, por un amor más puro y universal.


Fijémonos ahora en el enigmático sello de los templarios: dos cabalgan juntos; el maestro y el aprendiz. Obi Wan y Anekin, Yoda y el joven Luke. El Jedi y el Padawan. Hasta hoy nadie ha sabido explicar de forma convincente el significado del símbolo templario en que dos caballeros utilizan una misma montura. ¿No encontramos con un caballero y su aprendiz?


La tragedia sobreviene en esta larga historia. el papa Clemente V en connivencia con el rey de Francia – Felipe IV el Hermoso - desarticuló la orden del temple y mandó a la hoguera su último maestre Jacques de Molay , mientras que los jedi – en virtud de la orden 66 – fueron traicionados, masacrados y declarados proscritos. Mas a pesar de la brutalidad algunos caballeros lograron sobrevivir.

Mucho se ha escrito sobre la supervivencia de la Orden del Temple, se cuenta que algunos caballeros llegaron a Escocia y ayudaron al rey Robert Bruce a derrotar a los invasores ingleses o que un enigmático personaje llamado Marcus Larmenius mantuvo la existencia de la orden en la clandestinidad. En el fondo se trata de leyendas de reciente creación, poca tradición y nula credibilidad.


Pero de la misma manera que Luke Skywalker dirigió la fundación (y desarrollo) de la Nueva Orden Jedi, el rey portugués Dionisio I “el labrador”, aglutinó a los antiguos caballeros templarios y sus posesiones, y fundó la Orden de Cristo. Un siglo después, esta Orden de Cristo, bajo el maestrazgo de Enrique el Navegante, se lanzó a la conquista de los mares.

La espada (de luz o de acero) , es la más noble de las armas y símbolo de un cuerpo creado para defender al más débil, llámese Cristiandad o República. Los Jedi fueron los defensores de la República, de un ideal de democracia, amenazada por las ansias absolutistas del Imperio Galáctico. La Orden Teutónica era – de forma similar – el brazo armado de la Hansa, una poderosa asociación de comerciantes y ciudades del Norte de Europa.


Como las aventuras de Obi Wan Kenobi, Qui Gon Jin, Luke Skywalker y el maestro Yoda ocurrieron hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana, nunca sabremos a ciencia cierta si George Lucas se inspiró en los Templarios, o si por el contrario, fueron los pobres caballeros de Cristo los que imitaron a los Jedi. En una última vuelta de tuerca, podemos jugar a imaginar a un noble caballero jedi que huyendo de la traición, llegó con su nave a nuestro planeta durante la Edad Media, para acabar instruyendo a los primeros caballeros de Hugo de Payns en las ruinas del templo de Jerusalén.  


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