miércoles, 30 de noviembre de 2016

LA ÚLTIMA LEGIÓN.


La leyenda comenzó bajo estas oscuras colinas y bajo este mismo cielo. Nos cuenta la historia de una espada de enorme poder, forjada para el conquistador Julio César. La espada pasó de generación en generación hasta llegar al último descendiente del noble linaje de César, el emperador Tiberio. A su muerte fue ocultada para evitar que cayera en manos de sus enemigos. Durante generaciones estuvo escondida en un lugar secreto marcado por el símbolo de la estrella de cinco puntas y como decía la leyenda, bajo la mirad de César. Yo Ambrosino, nacido en Britania, fuí uno de los numerosos guerreros que la buscaron. En una época de injusticias dediqué mi vida a la búsqueda de la espada y aquel que fuera digno de empuñarla. Viajé lejos, crucé el continente europeo y llegué al corazón de un imperio que gobernaba la mitad del mundo conocido.


Una apuesta arriesgada con cierto tufillo a fracaso. Basada libremente en la obra homónima de Valerio Manfredi, la Última Legión es un intento (otro más) de desentrañar un viejo misterio: el origen de Excalibur la poderosa espada del rey Arturo.


Un universo donde conviven el paganismo, el decadente Imperio Romano, la barbarie germana, el atávico paganismo, un pretendido celtismo auténtico y un dulce toque de exotismo.


El Imperio Romano de Occidente desaparece como tal, mientras que el Imperio de Oriente comienza una lenta transformación para convertirse en Imperio Bizantino. El colapso político de Occidente marca el origen de una nueva época con sus propios mitos; la Edad Media.


La historia intenta profundizar en el origen de algunos de los protagonistas esenciales del Ciclo Artúrico, como Merlín, Uther Pendragón, Vortigern o el misterioso Aurelio Ambrosio. A pesar de la buena intención, los personajes no son más que caricaturas de sí mismos, alejados del marco ideológico y literario del que surgieron.




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