domingo, 21 de agosto de 2016

VILNIUS, CAPITAL DEL GRAN DUCADO DE LITUANIA.



Hubo un tiempo en que Vilnius era la capital de uno de los estados más extensos de toda Europa, el Gran Ducado de Lituania, por otro parte, el último estado pagano de Europa. La gran catedral, blanca e inmaculada, y la torre de Gediminas, último resto de la antigua fortaleza de la ciudad, aunaban el poder político y el religioso del Gran Ducado. Vilnius tiene dimensiones de auténtica metrópoli europea, a orillas del río Nevis, más cerca de Bielorrusia que de Polonia, parece haber olvidado su, no tan lejano, pasado soviético. El arte barroco, los enormes edificios y la multitud de iglesias son el reflejo de su pasada grandeza, mientras que las bulliciosas y modernas avenidas, los centros comerciales y las oficinas de negocios, son la encarnación material de los nuevos tiempos.



Una carta y un sueño. La primera mención documental de Vilnius es una carta del gran duque Gediminas, fechada en 1323, invitando a comerciantes, monjes, artesanos y a todo aquel que pudiese aportar algo de Europa Occidental asentarse en su país. Una leyenda cuenta que este Gediminas tuvo un sueño premonitorio después de una cacería, en el que la divinidad le indicaba el lugar exacto donde debía levantar su ciudad; una suave colina situada en el lugar donde confluyen dos ríos, el Nevis y el Vilnius. La ciudad de Gediminas robó el nombre al segundo de ellos.


Siglos antes de la fundación oficial, existía al pie de la colina una aldea de madera. La fisionomía de ese primer núcleo de población debía ser muy similar al clásico modelo de mota y aldea desarrollado en Europa durante la excesiva fragmentación que vivió en la Alta Edad Media.


Un río y una colina, elementos físicos sobre los que se sustentan muchas ciudades. Una vía de comunicación y una emplazamiento defensivo durante la Edad Media eran imprescindibles para a segurar la supervivencia. Y si todo va bien, el desarrollo y la prosperidad.


En el año 1387, después de que el Gran Duque Jogailla abrazaba el cristianismo (al tiempo que era coronado rey de Polonia como Vladislao II), Vilnius recibió los derechos de Magdeburgo, es decir, capacidad de autogobierno. Poblada en un principio por lituanos (mayoritariamente campesinos) pronto comenzaron a llegar comerciantes alemanes, judíós, rusos, ucracianos, bielorrusos y algunos tártaros. De esta manera Vilnius se convirtió en un centro tolerante que recibe gente de diferentes creencias y procedencias. Con Segismundo II, que establece su corte en 1544, la ciudad alcanza su máximo desarrollo y un poco más tarde Esteban I de Polonia funda la Universidad de Vilnius, que se convirtió en un importante centro de estudios de toda la región báltica.


La Puerta de la Aurora, bastante barroca, es la única que queda en pie de las diez que se abrían en la muralla medieval. Lituania es posiblemente el país báltico (excluyendo Polonia, por supuesto) donde más hondo caló el sentimiento católimo. Para muestra un botón. Sobre la citada puerta existe una pequeña capilla que contiene una imagen de la Virgen María que, según cuenta es bastante milagrosa.


La catedral y el antiguo palacio real ocupan el mismo espacio urbano a los pies de la colina donde se alza la fortaleza, el corazón de la urbe. Hacia el siglo XIII existía en la zona un castillo construído en piedra y a partir del siglo XV comenzó su transformación en un edificio gótico con función residencial. En el siglo XVI arquitectos polacos e italianos, artistas locales y extranjeros y trabajadores de todos lados reconstruyeron el palacio. Este palacio renacentista fue una lujosa residencia para los Duques de Lituania y también los reyes de Polonia.


Rodeada por bosques y colinas aún son visibles los restos de las antiguas fortificaciones que formaban parte del complejo defensivo medieval.


El burgo medieval de Vilnius se desarrolló a partir del ayuntamiento. El centro histórico de Vilnius está formado por unos 1.500 edificios de épocas y estilos diferentes; gótico, renacentista, neoclásico y especialmente barroco. De hecho se considera a Vilnius, el último destello barroco de Europa. Una encantadora ciudad en plena naturaleza rodeada de suaves colinas.


Castillo, catedral y ayuntamiento (ducado, obispado y burguesía) son los tres puntos neurálgicos de la Ciudad Vieja, más recogida que la Ciudad Nueva llena de avenidas, parques y grandes edificios comerciales. Ambas configuran una ciudad de enormes dimensiones, con una población que supera el medio millón de habitantes.


La calle Pilies es la arteria principal y une el área del ayuntamiento con la plaza de la catedral, los dos polos del poder urbano. Una calle que une al estamento privilegiado (noblez y clero) con los estamentos no privilegiados (burguesas y populacho). Podemos constatar su existencia al menos desde el siglo XVI y era un especio prestigioso donde construían sus casas los nobles, los ricos comerciantes y los profesores de la Universidad. En la actualidad es un típico recorrido turístico con bares, tiendas y restaurantes varios.


La Historia de Europa contada a través de las ciudades.


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