viernes, 19 de febrero de 2016

DE GANADOS Y ÓRDENES MILITARES EN EXTREMADURA.



Los verracos de granito que aparecen en Extremadura, al igual que en otras regiones meseteñas al sur del Duero, desempeñan el papel de iconos imperecederos de una actividad milenaria: la ganadería. El mundo moderno y globalizado nos ha vuelto amnésicos, y hemos olvidado nuestro pasado. Un tiempo en que luchábamos codo con codo con la tierra para conseguir nuestro sustento diario.

Enormes rebaños recorriendo las cañadas extremeñas, millares de pezuñas levantan una gigantesca nube de polvo y arena, conducidos por esforzados pastores hijos de una estirpe de rudos caminantes, como los describiera Antonio Machado allá por el '98.

Históricamente la ganadería es una actividad económica que se adapta, más bien que mal, a la situación de inestabilidad y constante amenaza en la que se vivía en los territorios de frontera entre moros y cristianos durante la Edad Media (tan lejana como desconocida).

Los ganaderos de las mestas fueron secularmente sustituyendo a los primitivos pastores vettones (artífices de los toscos verracos de piedra) y aunque los tiempos fueron auspiciando algunos cambios, en esencia la dureza de la vida pastorial apenas había sufrido modificaciones: el sol, el frío, el polvo y la ventisca continuaban siendo los inseparables compañeros de fatiga.

Las órdenes militares asentadas en la región extremeña, el Temple, los santiaguistas que nacen al amparo de la defensa de la ciudad de Badajoz y la autóctona Orden de Alcántara, basaban parte de su riqueza económica en las cabañas ganaderas. Precisamente entre las posesiones físicas de las encomiendas templarias estudiadas ocupan un lugar destacado las dehesas destinadas (prácticamente) en su totalidad al albergue de ganados trashumantes. Para que esta actividad resulte posible y rentable era necesario defender los pastos y vigilar los caminos (cañadas y cordeles) y de ello se encagarían los freires y la milicia templaria. Si hacemos caso de las noticias sobre el elevado tránsito de ganado por estas tierras y el conocimiento de las rentas recibidas, es posible afirmar que la ganadería trashumante se convierte en el principal activo económico para la Orden del Temple en Extremadura, en especial en las tierras de la Baja Extremadura. Los numerosos castillos y torreones que salpican la geografia extremeña pudieron estar vinculados a la vigilancia y defensa de pastos, cañadas y rebaños.


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