viernes, 12 de septiembre de 2014

DESMONTANDO EL CÓDIGO DA VINCI.



Todo el entramado del Código da Vinci, el superventas de Dan Brown, gira en torno a un detalle, un secreto que el genial Leonardo da Vinci, escondió a ojos de los no iniciados en su pintura mural "La Última Cena"; el personaje que aparece junto a Jesús no es el apóstol Juan, sino María Magdalena. 

La trama se basa en los rasgos femeninos del apóstol Juan, el bienamado del Nazareno al que Leonardo sustituyó en el cuadro por la mujer de Jesús, María de Magdala. Y a pesar de tratarse de una novela, que dicho sea de paso tampoco es idea original de Dan Brown (Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln ya escribieron sobre todo eso en "El Enigma Sagrado") mucha gente en todo el mundo cree firmemente en las hipótesis expuestas en el libro. 

Pero a poco que echemos un vistazo al arte religioso europeo de los últimos siglos comprobamos cuantas veces el rostro de San Juan se asemeja al de una mujer.


San Juan atribuido a Giampietrino.


Talla barroca de Salzillo.


Escultura en la Catedral de Malinas.

Entonces, una de dos. O artistas de todas las épocas conocían el Secreto. O tal Secreto no existe. 

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